Estoy escribiendo este artículo el día del 16 aniversario de nuestra gran pérdida, el día que Dani Jarque, o el destino, decidió que debía ascender a los cielos.
La primera cara, léase opción, como en muchos deportes o simplemente competiciones de fútbol en otros países, es la retirada del dorsal. Ver esa camiseta colgada en los altares de los pabellones, al estilo Kobe Bryant, por ejemplo, o a la reciente pérdida de Diogo Jota, el dorsal retirado quedando en la memoria de todos y que nadie más podrá lucir. Pero aquí, en LaLiga, somos diferentes y eso no está permitido por capricho de no sabemos quién. O sí.
La segunda cara, la que ha escogido el club de nuestros amores, aunque no siempre estemos de acuerdo. El dorsal es para un canterano, que se haya criado en La 21, que sepa, entienda y pregone el sentimiento perico. Ese jugador que, cuando las cosas van bien, todo es perfecto y se apunta el tanto del sentimiento de la afición. Ese que deseamos ver y que representa todo lo que mostramos al mundo: nuestra lucha, nuestra fe, nuestro sentimiento. Pero ese jugador, como las últimas veces ha pasado, se va y nos deja pensando en su futuro.
Puede que en esas dos caras haya algo personal en algunas palabras, pero lo realmente personal aparece cuando la moneda, en este caso, cae de canto.
Y mi canto dice que el 21, ese mítico dorsal de Dani, le pertenece sólo a él. Y si no es posible su retirada, ni quedarnos con una ficha menos, ese dorsal es nuestro, de la afición, la que nunca ha fallado, la que no falla, ni fallará. Siendo este el caso actual, creo que la decisión es nuestra. Hoy sólo hay un camino: uno de nosotros está dentro de la plantilla, está en el césped, está defendiendo con todos nuestros corazones y sentimiento este escudo y estos colores.
No creo que me equivoque si digo que hoy, toda la afición estaría de acuerdo: este dorsal es sólo para una persona. Ramón Terrats.
Ojalá se pudiera retirar. No entiendo esas ganas de la liga de controlar todo a su gusto y medida. ¿Por qué un jugador no puede llevar el número que quiera, como en la NBA? Pero si no se puede, Terrats —socio desde que nació— sería un gran 21.