Ocho cursos, tres clases por curso, un colegio… y solo dos pericos. Aún suerte que Estudio Estadio daba cinco minutos del partido, casi sin repeticiones, pero suficiente para que culés y merengues te recordaran que eras un segundón y un perdedor. Pero te daba igual: llevabas la cabeza bien alta.
Hoy, cuarenta años después, veo cada vez más juventud en el campo, de ambos sexos, y eso me hace muy feliz. No estamos muertos, seguimos vivos y seguiremos vivos. Si hay venta y todo va a mejor, estaremos felices; y si se pierde, nos cabrearemos como siempre.
Pero, chavales, si os pasáis al lado oscuro por sus títulos y su alardeo de grandeza, perderéis el derecho a decir la frase: “Soy del Espanyol, y tú nunca entenderás por qué”. Y tenedlo claro: ellos lo saben, aunque se les remuevan las tripas al pensar —y no decir—: “Estos pericos y pericas sí que los tienen grandes.”
Ni con toda su superioridad nos aplastan, y es así: seguiremos siendo ese poblado galo de Astérix que nunca conquistarán.
Jesús Casado (Jesca)
Muy bueno el articulo me siento muy orgulloso de ser perico y del espanyol
Muchas gracias Jose!